Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, II



Comentario

Capítulo 6
De cómo los mensajeros de Motecuçoma bolvieron a México con la relación de lo que havían visto

Hecho lo que está dicho, luego se despidieron del capitán, y se baxaron a sus canoas, y començaron luego a irse hazia tierra, remando con gran priesa y diziendo los unos a los otros: "¡Ea, valientes hombres, esforçaos a remar antes que nos acontezca algo!" Llegaron muy presto al pueblo de Xicalanco remando. Allí comieron y descansaron bien poco, y luego entraron otra vez en las canoas, y con gran priesa remando llegaron al pueblo que se llama Tecpantlayácac, y de allí començaron a caminar por tierra, corriendo con gran priesa, y llegaron al pueblo que se llama Cuetlaxtla. Allí comieron y descansaron poco, y los del pueblo les rogavan que descansasen siquiera un día. Ellos les respondieron que no podían, porque ivan con gran priesa a hazer saber a Motecuçoma lo que havían visto, cosas muy nuevas y nunca vistas ni oídas, las cuales a ninguno otro podían dezir. Y caminando con gran priesa de noche y de día, llegaron a México de noche.

En tiempo que estos mensajeros fueron y bolvieron, Motecuçoma no podía comer ni dormir, ni hazía de buena gana ninguna cosa, sino estava muy triste y suspirava espesas vezes. Estava con gran congoxa; ninguna cosa de pasatiempo le dava placer, ninguna cosa le dava contento, y dezía: "¿Qué será de nosotros? ¿Quién ha de sufrir estos trabaxos? Ninguno otro sino yo, pues que soy señor y rey, que tengo cargo de todos." Estava su coraçón parecía que se levavan en agua de chilli, y ansí tenía gran tormento y dezía: "¡Oh, señor! ¿A dónde iré? ¿Cómo escaparé?"

Llegando los mensajeros a donde estava la guarda de Motecuçoma, dixéronlos: "Aunque duerma nuestro señor Motecuçoma, desp[e]rta[l]de y dezilde que somos venido de la ribera de la mar, donde nos enbió." Luego los de la guarda le dixeron aquello, y él respondió "No quiero oír aquí las nuevas que traen. Allá quiero ir a la sala, allá me hablarán; váyanse allá." Y luego mandó que untasen con greda todo cuerpo a ciertos captivos para sacrificarlos. Los mensajeros fuéronse a la sala y también Motecuçoma, se fue allá. Y allí delante los mensajeros mataron los captivos y rociaron a los mensajeros con la sangre de los captivos. Hizieron esta cerimonia porque havían visto grandes cosas, y havían visto a los dioses y hablado con ellos.